“La Telesita” es parte de las leyendas del monte santiagueño.
Telésfora Castillo o Telésfora Santillán fue hija de una familia acaudalada a la que le gustaba mucho la música. Si bien cantaba melodiosamente, era una mejor bailarina.
La muchacha solía internarse en el interior del monte, pues amaba a la naturaleza y solía entenderse muy bien con ella.
Los lugareños amaban a esta joven por su bondad y sencillez. A ella poco le importaban los bienes materiales. Siempre tenía una palabra o acción para ayudar a la gente.
Con el tiempo, al perder a sus padres quedó Telesita en la más absoluta soledad, fue entonces, cuando imprevistamente ella quedó sin nada porque todo lo fue regalando.
Para ese tiempo todos le atribuían extraordinarios milagros. Según cuentan no había farra a la que Telesita no concurriera, ni boliche que no conociera. Ella estaba siempre presente con su canto y con su danza.
Un día no apareció en un baile, la gente extrañada, salió a buscarla. La encontraron consumida por el fuego.
Algunos dicen que se durmió muy cerca de un fogón y fue alcanzada por este. Otros, que Telesita danzó y danzó hasta que el fuego se apoderó de sus ropas y ya nada pudo hacer.